Chavs, como chaval y chavó, es de origen inmediato gitano, pero remotamente viene del sánscrito yayan,
“joven”. Ropa de colores chillones, bisutería barata, cirugía estética malograda, glotonería, ropa
chabacana de marca. Fijémonos que según la definición media de chav (en español de la calle diríamos
choni, macarra, poligonera, palurdo, etc.) buena parte de nuestra clase política, y no sólo la local, caería
en el paquete de esta demonización. Pero no es el caso, según Owen Jones, pues en Inglaterra se trata
de marcar a aquellos blancos que, con su desorden y pobreza, ofenden a las nuevas pretensiones de
despegue en la nación (*).

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Ignacio Castro Rey. Madrid, Marzo 2013
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