¿Soñar la vida con los ojos abiertos? Sí, y a veces una levedad, una gracia en medio de esa fatiga de los materiales. Juan Luis Cerrajero (Más quiero abrir que cerrar, galería Liebre, hasta el 15 de junio) muestra un palimpsesto de trozos previos, borrados y vueltos a reescribir, a la manera de quien trabaja con las astillas caídas de la velocidad que nos hace tan difícil vivir. Si nuestro gran curso de formación fuera el conjunto de “deformaciones” que nos han moldeado, tal verdad –a la vez sencilla y reprimida- estaría en esta exposición, recordándonos que quien es honesto tiene hoy la vida difícil.

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