La escritura de Tiqqun y el llamado Comité Invisible, inolvidable incluso como género de ficción leído al
margen de su precisión política, no podría hacerse tal vez sin cuatro anómalos factores que la
caracterizan. Primero, una profunda implicación con la praxis, con la acción individual y la actividad
comunitaria, con el esfuerzo físico y laboral en el que se implican: carpintería, agricultura, electricidad,
comercio. El carácter práctico de este medio anónimo está antes y después de sus teorías; mejor dicho,
funde lo teórico con la metamorfosis de cada situación. Viven siempre en una suerte de absoluto local
donde la comunicación se produce con las otras posibilidades de la presencia real (¿por eso no usan
teléfonos móviles?). Recordemos esta significativa frase: “No hay ‘transición al comunismo’, la transición
es la categoría del comunismo, del comunismo en tanto experimentación”. Y en esta otra: “una física que
reserve a cada ser y a cada situación su disposición al milagro”.

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Ignacio Castro Rey. Madrid, 26 de enero 2013
Publicado en FronteraD