NOTAS SOBRE UNA TRANSFILIA INDUCIDA
Ayer hablé con un amigo que está en tránsito. Sentí en Antonio, ahora Pilar, lo mismo de siempre, un parecido humor amargo, similar sufrimiento y hasta un timbre de voz familiar, aunque afinado «en femenino» por la ingestión de hormonas. Si todo va bien, y es de desear que así sea, Pilar acabará alcanzando una nueva y cálida comunidad humana. Será pronto el ser humano de siempre, con semejantes dudas, parecida angustia y similar humor, entre jovial y negro. Algún día morirá, como todos nosotros. Es un deber moral amar su eternidad mortal, su modo de ser, su manera manantial.