1 El título Doce lunas (Ed. Axóuxere) podría aludir a un ciclo terrenal, a una vigilia nocturna en pleno día. Creo que hay algo así en este libro de Héctor Pose, acompañado por las fotografías de Alberto Rodríguez Fariña. Algo así como una vigilia que solo tiene al silencio del mar por testigo. Un poco a la manera de las veladas nocturnas, a medias entre la poesía y la reflexión, de un Manuel Antonio que piensa otra vez la humanidad desde el mutismo de la planicie marina.
2 La trascendencia no brota de ningún más allá, sino de una alienación originaria que rasga cualquier aquí y ahora. El mundo transcurre como algo extraño mientras duerme y alguien vela en la soledad de las madrugadas. La vida es pensada desde una travesía que navega sobre una humanidad sumergida, inconsciente, acostada en una duermevela que nada sabe de quien la piensa, de ninguna conciencia.
3 Rememoramos por el camino clanes de antepasados, en medio de una frescura de algas oscuras y una superficie marina a solas con el sol. Retirarse a un borde del mundo y desde allí, lejos de cualquier cobertura, repensarlo sin ataduras. Tener por pareja la naturaleza, en una hermandad con mil cosas que apenas pueden devolverte la mirada, menos aún la palabra. Amor antiguo que no sabe nada de correspondencias, que encuentra su única retribución en el don de la entrega.