(Breve crónica de un suicidio a plazos)
Por una vía u otra, Europa intenta desde hace tiempo una solución numérica, americana. Para más
señas, estadounidense: estrellas y barras, aislar y federar. Aunque a las estrellas, claro está, la UE quiera
darles un aspecto más humano, más circular que geométrico. No es casual que la idea de la Comunidad
Europea brote del desastre de la Segunda Guerra y del auge de la Guerra Fría. Es decir, de una dirección
norteamericana. “Todos somos berlineses”, dice Kennedy en 1963: Europa como barrera ante un imperio
del Este que llega hasta Cuba.

Veamos. ¿Qué puede significar que el origen de Europa, Grecia, esté hoy en el punto de mira? Que el
Sur está en el punto de mira, esto es, que lo está el Mediterráneo como sincretismo donde convergen
muy distintas culturas y razas, creando el espacio común de una “cultura de los sentidos” (Weber). El sur
piensa, vive y obra según la percepción, la presencia sensible. Según lo vivido, lo visto y oído: es esto lo
que debe acabarse.

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Ignacio Castro Rey. Madrid, 26 de enero 2013
Publicado en FronteraD