Queridas personas,

Sois encantadores de verdad. Y toda una sorpresa. Si no puedo negarme a vuestra oferta, tendré que pensarlo. Mientras tanto no hace falta que me habléis de V. para recordarme lo que no soy.

Ayer hice lo que pude, con demasiado material preparado, aunque… una vez más, no encontré fácilmente camaradas ni un público muy receptivo. Es mi sino, a veces.

Como comprenderéis, lo que no entiendo es esto: «Hace tiempo que tú ya no eres tú. No hay razón para que te esfuerces por disimularlo». Yo nunca he sido yo, aunque no soy malo disimulando.

Me encantaría hacer ese viaje con vosotros. Además, soy bueno conduciendo. Pero tengo un trabajo, una hija de 17 años, una familia que me espera en una Galicia muy, muy profunda… No sé.

Me fascina la posibilidad de tener nuevos amigos. ¿Por qué no quedamos en Madrid, con o sin alcohol, y estudiamos esa tentadora posibilidad?

Ayer no cité a Tiqqun/C. Invisible, aunque estaba en el apretado programa. Y debí hacerlo, para prolongar la ironía sobre el «dispositivo Foucault».

Un abrazo,

Ignacio

P. D. No se me llama Nacho, aunque no tiene importancia.

Madrid, 8 de marzo de 2018