«A mí también me gustaría que fuera posible aislar a la oveja negra». P. P. Pasolini

Querido cuarteto,

Sí, menos mal que en Madrid hace fresco para llevar bien esta calentura de propuestas centrífugas. El correo de N. es muy largo, con muchos pisos diferentes, y me hace falta leerlo con calma otra vez. Desde luego, algunas cosas comparto plenamente: entre otras, la escasa -hasta ahora- presencia femenina en el campo del pensamiento.

Creo que el nombre de Pasolini, sin violar su heroica entereza, permite muchos registros, a su vez acoplables a otros. Casi todo lo que comenta N., desde la importancia de lo multidisciplinar a la necesidad de intensificar el debate -público y privado-, desde una deseable simplificación de los contenidos hasta las implicaciones estéticas y femeninas, entra en un aspecto u otro del autor de Escritos corsarios. Este hombre es tan elemental en su genio, tan violentamente poliédrico que nos permite, sin falsificar nada, una enorme flexibilidad.

Y me encantará desde luego trabajar y debatir con A.T. y N. A Anna la conocí un poco y me pareció un portento de expresión, un ser deliciosamente intuitivo. No estaría mal, además, no olvidarnos de la otra Anna, y sobre todo por su potencia pensante, no solamente por sus conexiones con la ciudad.

En principio, veo más roces con la perspectiva de D., pero tampoco insuperables. Y además la propuesta de D. tiene la ventaja de que nos hace más inteligibles y a la vez conecta con ámbitos muy visibles: desde el nombre de Hannah Arendt a la obsesión actual por lo político, desde la actualidad de lo estético (Kant, Rancière) a su potencial modelo para otra ciudadanía… punto que además nos devuelve ora vez a Benjamin.

No os ocultaré que la línea principal del planteamiento de D. la veo inicialmente en seria fricción con lo que yo (y tal vez S.) entiendo bajo el nombre Pasolini. Por ejemplo, una cuestión clave que está poco acentuada en el texto de Dani es el acontecimiento singular, nouménico y sin precedentes, que (creo entender por qué) se olvida permanentemente en la lectura que hacemos de Kant. De hecho, el juicio estético, sobre una «universalidad sin concepto», nos acerca a un Kant nouménico donde la humanidad, que siempre es de «las afueras», se cumple en una comunidad discontinua que no tiene fácil ni automática traducción en el plano de la civilidad. El Kant nouménico conecta con Pasolini en un punto clave: la comunidad (Gemeinschaft) existe a ráfagas, en momento de revelación de un «absoluto local» que no tiene fácil traducción generalista, civil o institucional.

 

De ahí el encarnizamiento pasoliniano, hasta la tragedia, en la defensa de un dios profano (el de la desconocida raíz común de la humanidad, cuyo ser está «fuera») masacrado una y otra vez por la maquinaria mundial del consumo. También por un progresismo medio, de derechas y de izquierdas, cuya labor destructiva ha arrasado la tierra que abarca… Lo cual nos aleja un poco, creo, de la perspectiva más ilustrada de Arendt.

Pero Pasolini ha muerto, un poco trágicamente, y su misma vida fue también un reguero de sangre que tal vez no debemos imitar en todos los puntos. Además, Arendt cabe en Pasolini, sobre todo en un Pasolini librado de la pulsión constante de un afán polémico de enfrentamiento. Me refiero a la idea, una vez que él ha muerto de una forma encarnizada, de librar a Pasolini de esa infelicidad agresiva de «animal herido, expulsado de la manada».

Así que, siguiendo con el debate de este año, me suena bien la visión diurna de D., para que ante el público tengamos dos polos. De un lado, el de un afuera absoluto, central y ontológico, que cuestiona toda pretensión de darle una solución histórica. De otro, el de una legítima necesidad de atender a las demandas de la época y de cumplir con el tiempo histórico. El devenir y la historia (Deleuze), el acontecimiento y la situación (Badiou), la política y la policía (Rancière). A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César, diría el Pasolini que aún leía los Evangelios.

No hay un problema frontal, pues son dos manos que piensan y viajan en planos distintos. No tienen por qué chocar. Mi propuesta, para estos próximos dos o tres meses, es hacer un buen cóctel con todos estos elementos en tensión. El resultado final debería tener un fondo de bendita indefinición que es parte de Milestone y también un cuerpo visible que nos permita bordes de ataque, de debate y polémica donde un público amplio pueda participar.

Seguimos en antena. Abrazos,

Madrid, 6 de noviembre de 2016