Gracias, O. A pesar de mi venerable edad, como «caballero español» del siglo XXI comprenderás que tenga una percepción distinta a la tuya del tono de estos días.
Yo también he escuchado demasiados tópicos, que no me creo, del lado de la derecha españolista, de la izquierda «radical» y del catalanismo. Creo que los errores del estado español -muy graves- han sido otros, completamente ajenos al franquismo y al PP. Es una lástima que un Pablo Iglesias o una Ada Colau, entre otros, no tengan ni la más remota idea al respecto.
O sea que, ocurra lo que ocurra, no tengo demasiadas razones para estar eufórico. Más bien me deprime la convicción de muchos otros, sin que yo pretenda tampoco ninguna equidistancia papal. Pero no quiero discutir ahora, y menos contigo. Cruzando los dedos para que no ocurra ninguna desgracia, vamos a esperar al 3 o 4 de octubre para hablar de este asunto con un poco más de calma. O no hablar. Al fin y al cabo es un asunto más, entre otros, aunque a mí me tenga un poco deprimido.
No te quise contestar a aquel inteligente y envenenado vídeo que me mandaste porque también había otros muy distintos, a veces inteligentes y siempre envenenados, y no respondí a ninguno de ellos.
Estoy infinitamente harto de toda esta historia, que por mí nunca habría ocurrido. Aunque coyunturalmente esté ahora con la posición estatal y constitucionalista, en sus distintas ideologías políticas, necesito tiempo. Para empezar, necesito tiempo para saber si un país que amo, Cataluña, debo considerarlo -sin dramatizar- exterior al mío o no.
Probablemente no cambiará nada importante, incluso en lo «político». Desde luego entre amigos, sea lo que sea, no va a cambiar nada.
Un abrazo fuerte, gracias por tu bonhomía que traspasa fronteras, y hasta muy pronto.
Madrid, 30 de septiembre de 2017