Querida R.,

Qué suerte que «también» sepas de matemáticas. Te cuento. Voy a dar el 10 de este mes una charla en el Bachillerato Internacional del IES Rosalía de Castro de Santiago. Se trata de una clase «divertida», algo loca e informal sobre algunas intuiciones acerca de lo matemático. Sobre todo, una aproximación al tema de la singularidad -ya sabes, vieja obsesión mía- desde el punto de vista matemático. Una cuestión que haría imposible, desde mi modo de ver, el sueño del logicismo de Frege, Carnap y Russell. También haría imposible una reproducción digital o virtual del mundo con la  tecnología, la información global, la sociedad del conocimiento, internet o la informatización…

Esto obligaría a unas matemáticas oscuras, tan complejas o fractales como la realidad que pretenden abarcar. Borges tiene un precioso cuento sobre esta paradoja de un sabio que hace un mapa tan preciso para librarse del mal del mundo que acaba reproduciendo ese mal en el mismo mapa.

Perdona el caos de este hombre de letras. No tengo que impartir algo precisamente magistral, ni ocultar que habla el «último de la clase» en matemáticas. Ahí siempre fui un desastre, tal vez por la dificultad de comprender un lenguaje tan especifico que no sentía real, sino retirado… Después retomé el interés intuitivo por una matemática de lo cualitativo, de los fenómenos de borde, de las singularidades discontinuas. Por eso necesitaría ordenar algunas cuestiones y no meter la pata en nada elemental. Perdona que las preguntas, que he marcado en negrita, estén un tanto desordenadas.

Me puedes llamar o escribir, como tú elijas. Gracias de antemano,

Ignacio

Santiago, 4 de junio de 2022