Querido J.,

Ha sido un placer conocerte. Algo muy bueno debe tener en su alma R. para que tenga amigos así. Que sepas que me pareciste un «santo varón» y en muchos sentidos no querría por nada del mundo que cambiases, en nada. Aparte de tus planes, que sepas también que tienes una casa en Galicia, en una especie de Selva Negra que tardarías mucho, mucho tiempo en olvidar.

Me hace mucha ilusión que tu verano americano esté acompañado por Sexo y silencio. Espero que el libro esté a la altura de la imagen que puedas tener de mí después de aquella divertidísima comida madrileña en los aledaños de la Feria.

Sí, ya hubo alusiones indirectas en esa comida fabulosa a lo cambiante y difícil de tu actual estado de ánimo. Has de saber que en esas dudas vitales estás muy bien acompañado, también por el estado «crucial» (cuántas veces habré dicho esto) por el que yo mismo estoy pasando. No sé si me paso de romántico, pero pocos «manuales de heteroayuda» puede haber más eficaces y valientes que Cartas a un joven poeta, de R. M. Rilke. Todas las preguntas duras que en toda mi puta vida me he hecho están ahí, maravillosamente visitadas. Marilyn llegó a decir, en una entrevista poco conocida, «hasta que no leí ese libro pensé que estaba loca».

Deseo que tu covid sea leve. Y que tu verano sea largo, sinuoso y con frutos. Pocos, pero también cruciales.

Un abrazo muy fuerte y hasta pronto,

Ignacio

Santiago, 12 de junio de 2022