Querido J.-C.,
Me encantó hablar contigo antes de ayer, aunque la conversación se cortase por las mil ocupaciones familiares. Sí, no sé qué ocurre, pero siento que necesito un cambio. Y no solo en mi escritura. Es como si un conjunto de factores sumados silenciosamente en la sombra (la jubilación, el matrimonio, la «independencia» de mi hija, el traslado a Santiago…) me hicieran ver que necesito moverme, desplazarme a un lugar donde mis tics no sirven.
También, en cierta medida, necesito dejar mis viejos rencores, mi gatillo crítico, un gesto apocalíptico que quizá se ha convertido en algo demasiado fácil. Te decía ayer que una idea sería ese libro con algunas últimas entrevistas o bien -dado que no soy Derrida y mi opinión personal no es relevante- reunir ese material, reordenado de otro modo, en un libro breve.
Sí, un libro de Breves, de pequeños fragmentos titulados. Pienso en un libro sencillo, la mitad de extenso que En espera, en un lenguaje mucho más claro y sin citas filosóficas. Te envío tres entrevistas últimas, muy distintas. Abuso de la primera persona, pero eso se podría cambiar fácilmente. Me harías un favor si puedes leerlas y decirme si ahí hay material para componer algo.
Hoy comienzo con tu libro. Un abrazo fuerte y hasta pronto,
Ignacio
Picón, viernes 22 de julio