Mañana luminosa del 25 de enero. Atraviesas el Retiro entre deportistas solitarios, jóvenes con sus perros, grupos de adultos haciendo Tai Chi y ese caos calmo (nubes, ocio, transparencia, dejá vù que no nos dejan) propio de los paseos inesperados. Al otro lado de la luminosidad verde, otra vez en el estruendo del tráfico, te encuentras de bruces con las letras de metal “Paloma Polo. Posición aparente”, sujetas en las paredes del Reina Sofía. Recuerdas la cita y entras. Tienes que identificarte, a pesar de que nadie parece poner excesivas dificultades para que participes en una “presencia real” nunca demasiado concurrida a esas horas de la mañana. “¿Medio?” Art.es, contestas con el primer nombre que se te ocurre. Así que, mediado por un medio, mediado por tu leve relación con la artista, mediado por el anonimato y una lábil fascinación por casi cualquier tipo de encuentros en directo, entras tarde en una rueda de prensa donde una delgada artista vestida de oscuro contesta suavemente (tanto, que no se oye bien) a las preguntas de los periodistas.
Ignacio Castro Rey. Madrid, 12 de febrero, 2012
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