José Luis Brea
In memoriam

Imagínense la hipótesis de que a fuerza de ser «libres» y gozar de un amplio menú de opciones alternativas, no existamos, es decir, hayamos perdido la experiencia de una vida única, que va por delante de toda conciencia. Una forma patética de esta hipótesis la encontramos día a día en el ciudadano archiconectado a distancia y mudo en la cercanía; libre virtualmente, pero reservado y sumiso analógicamente. Si sometemos a la prueba de la gravedad, que es la de la existencia, a las personas y las ofertas tecno-culturales que nos rodean, veríamos que casi todo se derrumba.

Mientras tanto el último mortal no lobotomizado repasa su vida en el año de gracia de 2092, imaginando el curso de las distintas tentaciones que dejó al margen. Con una textura que la mediocridad de los críticos españoles encuentra «excesivamente compleja» -cuando no «confusa» y «pretenciosa», «grandilocuente» y «reiterativa»-, Mr. Nobody intenta seguirle la pista y salvar, poética y científicamente, esas otras posibilidades que, por una prudencia que hace mucho que no llamamos cobardía, dejamos pasar de lado.

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