Gracias, Ch. y G. Casi todo lo que decís está muy bien, pero no podía entrar en tantos matices sobre Lady Bird (madre e hija…) en un trabajo que se dirige, para ahorrar esfuerzos, tanto a alumnos de Primero como de Segundo de Bachillerato.

Creo que con esa base, un poco corregido con respecto a la versión que os envié, está bien, incluso demasiado «bien» para ellos… Junto con otras dos propuestas, de Ribera-Velázquez en el Prado y de Cartas a un joven poeta, lo enviaré como trabajos opcionales de Semana Santa.

En cuanto al final de Lady Bird, no, no lo veo así. No veo que lo que la película tenga de «pastelito americano» se condense ahí, en el final. Más en la relación madre-hija, y sobre todo en la obsesión sexual y de búsqueda de popularidad, con lo que tiene de psicodrama estándar.

Le recuperación del nombre y la asunción del pasado familiar viene después de ver el sufrimiento humano (ese niño negro vendado en el hospital) y de llamar a sus padres sin encontrar a nadie. El coro de la iglesia es lamúsica de lo religioso, sin letra alguna que se entienda. La ambigüedad de la escena final, con Christine en la encrucijada, sin saber para dónde tomar después de una llamada de paz no atendida, es de lo mejor de la película. De lo más «cristiano», esa crucifixión en la duda, y de lo menos «americano» en toda la cinta.

Veo más en el melodrama sexual de Christine y sus amigos, en el debate sobre el éxito social, en la importancia de lo identitario (Jenna-Miguel) y laboral, el pastel americano. Más ahí que en casi cualquier otra cosa.

De todas formas, no se traba de hacer mi texto, sino solo coger algunas claves difíciles para ponérselo duro a los chicos y apartarlos de una lectura festiva y lineal. Ni idea de lo que harán, posiblemente casi nada.

Pero sobre un cristianismo radicalmente mal entendido, también en su papel histórico moderno, os recomiendo ese texto mío sobre la ética cristiana en S. Weil, que he utilizado este año. Creó desconcierto, hasta el escándalo, pero por eso mismo… de algún modo funcionó.

Tampoco en cuanto al cristianismo se ha atendido a las sutilezas de Deleuze y Badiou (sobre todo, este último), sino a la escolástica foucaultiana, mucho más cómoda para nuestra ecclesia laica. Echadle un ojo si podéis.

Hasta muy pronto. Apertas,

Ignacio

Madrid, 17 de marzo de 2018