Y dale con Nacho. Pues nada, me lo tomaré como una contingencia más. Ecos de viejas sendas perdidas de una inmanente microfísica del poder. Seguro que tengo alguna responsabilidad en ello.

Escribo esto a vuelapluma, aprovechando la confianza. Que no, queridos jóvenes, que es imposible. Mil compromisos políticos anteriores, que no tenéis por qué entender. Además, aunque me gustan vuestra urgencia, conviene darse un tiempo. El aire libre no me falta. Lo que necesito son buenas cadenas. Ya hablaremos al respecto.

Echadle un oído, mientras tanto, a mi conferencia reciente sobre el odioso dispositivo Foucault en la U. Complutense (en un congreso llamado «La actualidad de Michel Foucault»). O a esa entrevista que os envié, que repito más abajo, sobre Ética del desorden. Está llena de experiencias y afirmaciones que desbordan en aspectos cruciales la admirable ontología de Agamben y el Comité Invisible. Y esto a pesar de mi intensa complicidad con ambos, muy distintos, desde hace más de diez años.

No soy tan mayor como vosotros, pero hace mucho que leo a Agamben (sobre todo La comunidad que viene) y a Tiqqun. No es que haya nada que demostrar. Lo digo solo para indicaros que no soy, en cuanto a violencia se refiere, fácilmente impresionable.

No puedo desplazarme en esos días que me decís. Tengo ya una zona de dudoso aire libre que me espera, no sé si en Colombia o en Galicia. Pero me gustaría conoceros y cruzar con vosotros conceptos, bromas, experiencias y equívocos de lenguaje.

No podemos, no debemos, estoy de acuerdo, dejar pasar esta oportunidad. ¿Cuándo, dónde entonces? Tal como está el calendario, tiene que ser ya en abril. Puede ser en Madrid, pero me ofrezco también a acercarme a dónde me digáis.

Guardo las mejores impresiones para ese encuentro. No va a ser fácil, pero sí fructífero. Y a lo mejor, hasta divertido. Fue inolvidable, sin ir más lejos, el encuentro personal con Julien Coupat. Aunque él posiblemente no me recuerde, no importa, no soy rencoroso.

Como mi clandestinidad no tiene nada que temer, os dejo además mi teléfono. Espero vuestras señales. Un cómplice abrazo y hasta pronto,

Ignacio

 

Madrid, 11 de marzo de 2018